http://es.wikipedia.org/wiki/Ciencia_medieval
“Europa Occidental entró en la Edad Media con grandes
dificultades que minaron la producción intelectual del continente tras la caída
del Imperio Romano.
Los tiempos eran confusos y se había perdido el acceso a los tratados
científicos de la antigüedad clásica (en griego),
manteniéndose sólo las compilaciones resumidas y hasta desvirtuadas, por las
sucesivas traducciones que los romanos habían hecho al latín.
Sin embargo, con el inicio de la llamada Revolución del siglo XII, se reavivó el
interés por la investigación de la naturaleza.
La ciencia que se desarrolló en ese periodo
dorado de la filosofía escolástica daba énfasis a la lógica y abogaba por el empirismo,
entendiendo la naturaleza como un sistema coherente de leyes que podrían ser
explicadas por la razón.
Fue con esa visión con la que sabios medievales se lanzaron en busca
de explicaciones para los fenómenos del universo y consiguieron importantes avances en
áreas como la metodología científica y la física.
Esos avances fueron repentinamente interrumpidos por la Peste negra y son virtualmente desconocidos por el
público contemporáneo, en parte porque la mayoría de las teorías avanzadas del
periodo medieval están hoy obsoletas, y en parte por el estereotipo de que la Edad Media fue una supuesta
"Edad de las Tinieblas".”
El pensamiento de San Agustín fue de vacilar al orientar la visión
del hombre medieval sobre la relación entre la fe cristiana y el estudio de la naturaleza.
Él reconocía la importancia del conocimiento, pero entendía que la fe en Cristo venía a restaurar la condición decaída
de la razón humana, siendo, por lo tanto, más importante. Agustín afirmaba que
la interpretación de las escrituras debía hacerse de acuerdo con los
conocimientos disponibles, en cada época, sobre el mundo natural. Escritos como
su interpretación "alegórica" del libro bíblico del Génesis van a influir fuertemente en la Iglesia
medieval, que tendrá una visión más interpretativa y menos literal de los textos sagrados.
Durante los tiempos confusos de la disolución del Imperio romano de Occidente y de los primeros siglos de la Edad
Media, mucha de la cultura clásica se perdió, pero el declive cultural habría
sido mucho más intenso si no fuera por el monasticismo,
más específicamente por la acción de los monjes copistas. Es cierto que los textos en griego ya no estaban más
accesibles por el olvido del idioma y que los escritos que pasaban por el
trabajoso proceso de copia manual eran seleccionados de acuerdo con la
importancia que les daban los religiosos.
La Iglesia también estuvo al cargo de la
estructura educativa, o, por lo menos, supervisando la misma. Cuando Carlomagno llamó al monje Alcuino para elaborar una reforma en la
educación europea, la Iglesia quedó al cargo de las escuelas monacales y de las escuelas catedralicias. La mayoría de las universidades en los siglos XII y XIII surgieron
precisamente de escuelas ligadas a las catedrales y funcionaban bajo la
protección de jurisdicción eclesiástica.
En relación a la investigación de la naturaleza, que
renació en la Edad Media Clásica, ya fue mencionada la importancia de las
órdenes religiosas mendicantes. Aunque Bernardo de Claravall y algunos otros religiosos hubiesen
llegado a despreciar el estudio de las ciencias por creer que muchos buscaban
esos conocimientos por vanidad, sus puntos de vista jamás fueron adoptados. La Inquisición estaba presente, pero la Iglesia concedía a los profesores mucha
elasticidad en sus doctrinas y, en muchos casos, estimulaba las investigaciones
científicas.
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